La era digital no deja de evolucionar con el transcurso de los años, aportándonos una cantidad creciente de facilidades en el día a día y transformando cada vez más nuestras vidas y la manera en que interactuamos con el mundo que nos rodea. Sin embargo, con el uso de cualquier producto online (página web, aplicación, videojuego, etc.) dejamos también una huella digital de la que debemos hacernos responsables. Es por ello por lo que es importante que seamos conscientes de qué es la privacidad digital y cómo podemos protegerla cuando navegamos por internet, actualizamos nuestras redes sociales o realizamos cualquier otra actividad que conlleve algún tipo de tratamiento de datos.
¿Qué es la privacidad digital?
A grandes rasgos, la privacidad digital puede definirse como el control que posee toda persona sobre el uso de sus datos personales y su derecho legítimo a decidir cómo se debe gestionar su huella digital. La huella digital, por su parte, es el rastro de información que esa persona va dejando (sea de modo voluntario o involuntario) cada vez que hace uso de cualquier servicio online: correos, contraseñas, historiales de navegación o geolocalización, direcciones IP, mensajes, vídeos, imágenes, números de identificación, etc.
La privacidad digital afecta tanto a medios públicos como privados y engloba cualquier contenido generado por un individuo, con independencia de si ha sido la propia persona u otra quien lo ha compartido. En esencia, no es más que una extensión del derecho a la intimidad que se encuentra recogido en la Constitución Española.
Por tanto, hoy en día existen ya multitud de regulaciones nacionales e internacionales que ofrecen protección frente a potenciales abusos, como el reglamento general de protección de datos (GDPR) o la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales (LOPD-GDD).
Importancia de la privacidad digital en el mundo actual
Del mismo modo que no es recomendable compartir información personal o sensible con cualquier persona con quien coincidimos en la calle o en un comercio físico, en el mundo digital es también aconsejable detenernos a considerar si queremos ofrecer nuestros datos a cualquier entidad que nos los pida o, en caso de que sí, cuáles de ellos queremos poner a su disposición.
Asimismo, es importante tener en cuenta que, por lo general, toda esa información no está gestionada solo por la empresa que proporciona el servicio, sino también por terceras partes que colaboran de forma más o menos estrecha con ella.
Principales riesgos asociados a la falta de privacidad digital
No siempre somos del todo conscientes, por tanto, de en qué manos estamos dejando nuestros datos personales, lo que en ocasiones acarrea una serie de riesgos que pueden afectarnos tanto en el ámbito digital como fuera de él. Para alguien que utiliza un servicio online sin conocer qué es la privacidad digital, actos como la suplantación de identidad o el phishing (robo de información comprometida) son dos de los principales peligros a los que se enfrenta, aunque no los únicos.
Desde la manipulación de opiniones hasta el menoscabo de la dignidad y la imagen personal, el tratamiento de los datos personales por parte de manos equivocadas puede resultar en usos muy poco éticos, malintencionados o incluso ilegales ante los que es importante tener una adecuada preparación.
Por otro lado, con el aumento en el uso del big data en las empresas que operan en mercados digitales, se pone a su disposición una herramienta casi indispensable que presenta un enorme potencial de cara a mejorar la experiencia de usuario, pero que al mismo tiempo acarrea una mayor responsabilidad.
Y es que no es solo la privacidad digital de los individuos la que se encuentra expuesta a posibles vulneraciones, sino también la de pequeñas y grandes entidades corporativas, que, además de arriesgarse a posibles apropiaciones indebidas de sus ideas o desarrollos tecnológicos, podrían incluso enfrentarse a sanciones económicas en caso de que no cumplieran con todas las normativas y leyes relativas a la privacidad. Por no hablar de la pérdida de reputación y confianza que sufriría la empresa (tanto por parte de su plantilla como por la de su clientela) tras haber recibido un ataque de ciberseguridad.
¿Cómo proteger tu privacidad digital?
A la hora de mantener a salvo nuestra privacidad digital, existen una serie de medidas que podemos tomar tanto si lo hacemos en calidad de individuos como si actuamos como representantes de una entidad. Las más sencillas serían el uso de VPN (redes privadas virtuales) que nos ayuden a ocultar nuestra dirección IP al navegar, o el empleo de firewalls o programas antimalware que nos brinden una capa de protección adicional frente a accesos no autorizados a nuestros dispositivos, servidores o bases de datos.
En el caso de empresas, es muy recomendable también elaborar una adecuada política de seguridad de la información, tomando medidas que garanticen su cumplimiento, y poner a disposición de todo el personal los medios necesarios para formarse en materia de seguridad digital, con el fin de fomentar la concienciación sobre las mejores prácticas en el manejo de información confidencial.
Contacta con especialistas en privacidad digital
Y, por supuesto, siempre puede resultar muy beneficioso recurrir a un equipo de especialistas que posean los conocimientos y las herramientas necesarias para mejorar la privacidad y garantizar la protección de los datos. Si te preocupa la ciberseguridad y buscas más información sobre la privacidad online, contacta con The Information Lab Spain para que nuestra plantilla de profesionales certificados pueda ofrecerte asesoramiento, así como soluciones y servicios que se adapten a tus necesidades específicas.
Recuerda que en el mundo actual es importante saber qué es la privacidad digital y conocer los riesgos que conlleva su ausencia, ya que, si bien existen leyes nacionales e internacionales que nos ayudan a protegernos, la mejor prevención será siempre el conocimiento y la adecuada concienciación.