En artículos anteriores hemos hablado sobre la aportación de BI a distintas organizaciones, proporcionando las herramientas necesarias para la obtención de datos de distintas fuentes (clientes, competencia o cualquier entorno en general). Hoy vamos a centrarnos en el papel que juega business intelligence en la industria farmacéutica, un mercado donde España tiene mucho que decir.
El peso de este sector en la economía española es considerable, habiendo generado unos ingresos superiores a 22 000 millones de euros durante el año 2020. La posición del sector farmacéutico español en el mercado mundial tampoco es desdeñable, ya que ocupa el octavo lugar de los países que más facturan.
Además, los datos de 2020 muestran un volumen de exportación de productos farmacéuticos españoles por un valor cercano a los 12 000 millones de euros, y cuyos destinatarios han sido importantes países de la UE como Francia o Alemania, y otras naciones extracomunitarias como Estados Unidos, China o Suiza.
Los retos a los que se enfrenta la industria farmacéutica
Si su peso en la economía es grande, ni qué decir tiene el conjunto de retos que, de forma recurrente, debe afrontar el sector farmacéutico. Retos como:
- La caducidad de las patentes: las leyes de propiedad intelectual obligan a la renovación de las patentes cada diez años.
- La exigencia del marco normativo: el marco regulatorio es cada vez más estrecho en torno a los estándares de calidad que deben cumplir los productos farmacéuticos.
- La creación acelerada de nuevos medicamentos: la incidencia de la industria farmacéutica en la salud pública es crucial y directa.
Por consiguiente, las empresas farmacéuticas se ven obligadas a revisar permanentemente sus estrategias corporativas, y a readaptar las prioridades en cada momento según vayan cambiando los escenarios.
Se trata tanto de conjugar el cumplimiento de los retos descritos como por maximizar los ingresos, ya que la inversión en I+D+i es constante y necesita nutrirse sistemáticamente de recursos financieros, amén de velar por el propio sostenimiento económico de la compañía.
Big data y business intelligence: la respuesta procedente de los datos
No obstante, las compañías han comenzado a hacer uso de una tecnología capaz de dar respuesta a estos retos, exigencias y responsabilidades. En medio de un contexto de transformación digital, se ha extendido el uso del big data en las empresas, penetrando poco a poco en los entresijos organizativos y promoviendo un cambio de paradigma con los datos en el epicentro.
El concepto de big data comprende un abanico de herramientas y tecnologías que son capaces de capturar, almacenar y procesar ingentes volúmenes de información, en unos tiempos y a unos costes asumibles para el presupuesto de la empresa.
Por su parte, business intelligence es el conjunto de tecnologías, metodologías y estrategias enfocado a tratar los datos que tiene una empresa, y convertirlos en conocimiento útil que permita tomar mejores decisiones, mejorar su eficacia e incrementar su competitividad.
La relación que guardan big data y BI es inmediata y, a la vez, simbiótica: la empresa se vale de las herramientas de big data para procesar grandes cantidades de datos, y emplea las metodologías de BI para analizar y dotar de sentido a dichos datos.
Los usos del BI en la industria farmacéutica son muy diversos: desde una mejor y más profunda comprensión de los rendimientos de representantes de venta, seguimiento de situación de objetivos, análisis de stock y de la distribución, hasta monitorización de las visitas comerciales y la fuerza de ventas.
Pero además, permite realizar análisis y seguimiento de la situación de la empresa en un nivel mucho más granular y detallado que anteriormente, analizando la información no sólo de forma agregada o por zonas geográficos, sino llegando de forma rápida y sencilla a microanálisis por centro de salud, hospital, producto, delegado de ventas, etc. Esa capacidad de llegar al detalle es uno de los grandes beneficios de aplicar BI en la industria farmacéutica.
Las ventajas de business intelligence en la industria farmacéutica
La inclusión de estas nuevas metodologías en la empresa implica una metamorfosis profunda en la forma en la que se toman las decisiones. Este cambio, denominado data driven, implica basarse más en los datos que en la experiencia, es decir, que los responsables del negocio articulen sus estrategias a partir de información fidedigna, y no sobre especulaciones o corazonadas.
En consecuencia, se deducen una serie de beneficios para todas las empresas que adopten big data y lo complementen con BI. Estas ventajas concretas, traducidas en la realidad de la industria farmacéutica, son las siguientes:
- Agilidad en la toma de decisiones, gracias a una inmediata visualización de los datos relevantes del negocio.
- Rapidez en los análisis profundos del negocio, gracias a que los responsables pueden acceder fácilmente a los datos.
- Facilidad de reacción ante los cambios del mercado, así como las modificaciones legislativas y los nuevos procesos de aprobación requeridos.
- Predicción del comportamiento de los clientes, añadiendo más fiabilidad a los tradicionales forecast, basados únicamente en el histórico de las ventas.
- Descubrimiento de nuevas oportunidades de negocio, ya que se conocen muchos más datos sobre nichos de mercado, clientes objetivo, estacionalidad o alteraciones en la demanda.
- Mejora de la planificación, lo que se traduce en un ahorro de tiempo y en un incremento general de la productividad de la compañía.
- Reducción de costes operativos, motivados por una gestión inteligente que consigue hacer más con menos.
- Cumplimiento de requisitos de salud laboral, seguridad y medio ambiente.
- Optimización de los procesos en todas las áreas de negocio, como producción, suministro y almacenamiento. Se hace posible llevar un seguimiento de los lotes de producto, y reducir los costes de mantenimiento.
- Transparencia en las cifras contables, proporcionando a la Dirección Financiera herramientas de contabilidad analítica que aporten también al proceso global de toma de decisiones.
- Integración de procesos, lo que se traduce en una mayor colaboración entre equipos de trabajo.
- Creación de patrones de enfermedades, seguida de una mayor eficiencia en los diagnósticos, y mejorías en la planificación e interpretación de los resultados.
- Predecir con fiabilidad la eficacia y la seguridad de los fármacos, tanto a efectos de cumplimiento normativo como de eficiencia en el tratamiento de las patologías.
- Monitorización en tiempo real del estado de los equipos y servicios de la empresa como, por ejemplo, la temperatura de las cámaras frigoríficas.
La idea central gira en torno a un empleo eficiente de multitud de datos de negocio extraídos de diversas fuentes. De este modo, se facilita la toma de decisiones y la empresa puede seguir cumpliendo con los requerimientos legales sin sacrificar ni su productividad ni su rentabilidad.
La importancia del business intelligence en la industria farmacéutica se deduce rápidamente a la luz de los retos a los que estas empresas tienen que enfrentarse en su día a día: la transformación digital llama también a la puerta de este importante motor de la economía española.